Roasio: El pueblo de la maleta

La experiencia

Fundado en 2001, el Museo del Emigrante de Roasio reúne
las memorias de cinco generaciones de emigrantes que lucharon por la vida y el bienestar de sus familias enfrentando los difíciles caminos del mundo.

De hecho, los primeros datos sobre la emigración roasiana se remontan a la segunda mitad del siglo XVII. Al principio, las salidas del territorio se dirigían hacia Roma y Turín, y luego, en los siglos siguientes, se extendieron más allá de los Alpes, hacia Francia y la Suiza francófona. Aquí los roasianos trabajaban principalmente como peones, albañiles, decoradores de interiores y exteriores, y también como mineros. La emigración de este pequeño pueblo piamontés, sin embargo, tomó el relevo en la segunda mitad del siglo XIX, cuando la gente comenzó a emigrar a las Américas, pero sobre todo cuando partieron con la maleta en la mano hacia el continente africano, donde los roasianos se especializaron en el campo de la construcción, dando lugar a verdaderas dinastías empresariales.

El Museo

La exposición permanente del Museo del Emigrante incluye tres salas llenas de testimonios de vida vivida por los roasianos en los países de emigración. Entre los documentos en papel podemos encontrar pasaportes, contratos de trabajo, cartas, billetes de viaje, cheques bancarios, honores y postales antiguas. También se exhiben más de 300 imágenes que cuentan la historia del trabajo, los viajes y la vida cotidiana de los roasianos en los países más lejanos del mundo.

El país de la maleta

La ciudad de Roasio, en la provincia de Vercelli, es conocida como «La ciudad de la maleta» porque generaciones enteras se han ido en busca de mejores condiciones de vida para ellos y sus familias, alimentando una emigración que se pierde en la noche de los tiempos, y que continúa hasta nuestros días.

Cada carta y cada fotografía expuesta en el Museo del Emigrante de Roasio cuenta una historia hecha de tanto sufrimiento, de lucha diaria, de nostalgia por la casa, la tierra y los seres queridos. Aquí, los roasianos, sin importar a dónde los haya llevado la vida en el mundo, podrán regresar y redescubrir sus raíces.