El viernes 13 de junio a las 21:15 en las instalaciones deportivas del barrio de Cappuccina en Domodossola, provincia de Verbano Cusio Ossola, se presentará el ensayo “Centro Opere Cappuccina: ¿el fin de un sueño? (1953-2025)”, escrito por Antonio y Luca Ciurleo, periodistas consagrados que han investigado la historia de este barrio de Domodossola nacido de las migraciones internas italianas, en particular de una fuerte comunidad calabresa.
Italea Piemonte ha concedido un mecenazgo gratuito a la iniciativa de alto valor cultural porque, además de poner de relieve el tema de la migración interna italiana, es decir, del sur al norte en busca de mejores condiciones de vida y de trabajo y de su difícil integración sociocultural mediada por el padre Miguel Ángel, un fraile capuchino, también toca otro tema muy interesante y poco conocido: La historia de los niños escondidos.
Para comprender mejor y profundizar en estas increíbles historias en las que los niños italianos en Suiza vivían encarcelados en pequeños barrancos y chozas sin tener que abandonar nunca los lugares de refugio, debemos remontar la historia de la emigración italiana a Suiza.
Los italianos comenzaron a unirse a la confederación suiza en masa ya en 1870, para las obras del túnel ferroviario de San Gotardo y desde entonces han influido en la sociedad suiza como ningún otro grupo de inmigrantes. El pico de esta migración tuvo lugar entre 1960 y 1980 y había unos 5 millones de italianos viviendo y trabajando en Suiza.
En este contexto, se inserta el famoso “Estatuto del Trabajador de Temporada”, este acto legal fue introducido en Suiza en 1934 y establece que las empresas pueden contratar mano de obra extranjera para la temporada y que al final de esta esta esta esta debe regresar a su país de residencia. Durante su estancia en Suiza, estos trabajadores no tienen derecho a cambiar de trabajo o de domicilio, ni a reunirse con sus familias. Un trabajador de temporada puede permanecer en Suiza un máximo de 9 meses.
Los trabajadores temporeros vivían en chozas de madera insalubres lejos de los centros habitados, a menudo trabajando 50 horas a la semana, si no más, para ganar en promedio, un 15% menos que sus colegas suizos. El fenómeno de los trabajadores estacionales afecta principalmente a los hombres, pero muchas mujeres también han trabajado en Suiza como temporeras, principalmente en el sector alimentario o textil.
El fenómeno del trabajo estacional fue incluso, varias veces, limitado por los partidos de extrema derecha y en 1970 se produjo la famosa iniciativa Schwarzenbach que promovió una reducción de la población extranjera al 10% (afortunadamente no se implementó) ¡lo que corría el riesgo de provocar la salida de unos 300 mil extranjeros!
Un efecto directo de las políticas migratorias suizas de 1900 y de la situación del trabajador temporero es el fenómeno de los niños ocultos. Niños que llegaron ilegalmente a Suiza y se vieron obligados a vivir durante meses y años escondidos en casa, con la esperanza, a menudo vana, de obtener un permiso de residencia y con el miedo muy real de ser descubiertos y devueltos al otro lado de la frontera. Son unos 5.000, según fuentes autorizadas, pero hasta 15.000 si contamos también los procedentes de otros países como España y Portugal, entre el final de la Segunda Guerra Mundial y la década de 1970. Algunos de estos niños llegaron a Suiza escondidos en el capó de un coche.
En 1990, Neuchâtel fue el primer cantón en admitir en la escuela a niños sin permiso de residencia regular. Sólo con la Convención sobre los Derechos del Niño, firmada por Suiza en 1997, se concedió a los niños ilegales el derecho a asistir a la escuela suiza.
En 2022 se suprime definitivamente el Estacional y los procedentes de la Unión Europea gozan de libertad de circulación.
Para aquellos que deseen aprender más sobre este tema, recomendamos encarecidamente la lectura del cómic “Celeste, bambina scosta” de Pierdomenico Bortune y Cecilia Bozzoli, una obra promovida por los Comités de Berna y apoyada por la Embajada de Italia en Berna y el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional (MAECI).